La regulación emocional es la capacidad para manejar nuestras propias emociones de forma funcional y adaptativa. Esto incluye:
- Expresar nuestras emociones de forma apropiada. El estado emocional interno no siempre tiene que corresponder con la expresión externa, y de ahí comprender el impacto que la expresión emocional puede tener sobre uno mismo y también sobre los demás.
- Regular para prevenir la impulsividad, y los sentimientos de ira, estrés, ansiedad y depresión.
- Mejorar nuestras habilidades de afrontamiento. La autorregulación ayuda a gestionar la intensidad y duración de los estados emocionales a la hora de afrontar retos y situaciones de conflicto. Evitar estrategias desadaptativas, como la rumiación, la supresión o evitación. Conducen a empeorar y prolongar las emociones negativas. Optar por estrategias adaptativas: la reevaluación, la aceptación, la resolución de problemas o la reasignación atencional.
- Adquirir competencias para autogenerar emociones positivas. Aprender a autogenerar y experimentar de forma voluntaria y consciente emociones positivas, para consolidar un estado de bienestar emocional, que contribuye a una mejor calidad de vida.
Pasos para la regulación emocional.
- Apertura emocional: acceder a nuestras emociones. Las emociones negativas tienen una razón de ser: nos indican que algo está molestando o interfiriendo con nuestros valores, deseos o expectativas.
- Atención emocional: presto atención a los cambios que surgen en mi cuerpo. Localizar física y cognitivamente cómo se manifiestan nuestras emociones.
- Etiquetación emocional: poner nombre a lo que sentimos es fundamental: al etiquetarla cambiamos el significado que le damos a la emoción, y vemos lo que quiere decir.
- Aceptación emocional. Necesitamos aceptar: ‘tengo derecho a sentirme de esta forma’.
- Análisis emocional: ¿de dónde viene esta emoción?, ¿Qué función o mensaje tiene esta emoción, ¿esta emoción es falsa alarma o no?
Analizar por qué una situación me hace sentir de determinada forma, entender la conexión con mi pasado y forma de ser, analizar si el mensaje de la emoción es correcto o es una falsa alarma. Así, con la regulación emocional permitiremos que nuestras emociones vayan en sintonía con nuestras necesidades y deseos. Si dominamos el proceso, nuestras emociones serán más suaves y funcionales y podremos vivir más tranquilo.
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